Sistemas de captación de agua de lluvia
En un contexto de cambio climático y escasez de agua, la construcción de edificios y espacios urbanos que respeten y se adapten a las necesidades se vuelve algo necesario. Los sistemas de captación de agua de lluvia son un ejemplo de cómo la arquitectura aprovecha los recursos naturales.
Es habitual observar, sobre todo en algunas casas antiguas de los entornos rurales, bidones de agua o tinajas para aprovechar las lluvias y almacenar toda el agua posible. De hecho, en el saber popular se comentaba que las legumbres quedaban más tiernas con este tipo de agua.
Hoy veremos los sistemas de captación de agua de lluvia y los usos, beneficios o problemas que tienen este tipo de sistemas diseñados para recoger, almacenar y utilizar el agua de lluvia.
Tipos de sistemas de recolección y componentes clave
Este tipo de instalaciones y su configuración puede variar según las necesidades y características de cada lugar. Aunque los componentes básicos suelen ser iguales.
- Superficie de captación. Se suele utilizar el tejado de la vivienda o edificio. Lo idóneo es que esté lo más limpia posible y libre de contaminantes. Para grandes espacios se utilizan tanques o incluso presas.
- Canalización. Después el agua de lluvia es conducida a través de canalones y bajantes hasta el tanque de almacenamiento.
- Filtros. Antes de que el agua llegue al tanque de almacenamiento, se pasa a través de un filtro que retiene hojas, insectos, animales y otros elementos de gran tamaño, evitando que contaminen el agua almacenada.
- Tanque de almacenamiento. Puede ser de diferentes materiales y tamaños, se instala bajo tierra o sobre el suelo.
En entornos rurales, donde a veces es difícil encontrar infraestructuras pero hay disponibles grandes extensiones de suelo libre, se pueden encontrar sistemas más sencillos como tanques modulares exteriores, que son capaces de almacenar grandes cantidades de agua sin realizar obras.
Los tanques subterráneos requieren de obras complejas y con un mayor coste. Dependiendo del destino del agua recogida, posteriormente se someterá a tratamiento.
Instalación y mantenimiento de los sistemas
La instalación de sistemas de captación de agua de lluvia requiere de conocimientos técnicos y debe realizarse siguiendo la normativa. El mantenimiento regular es recomendable para garantizar la calidad del agua y la durabilidad del sistema. Entre las tareas de mantenimiento se encuentra la limpieza de los filtros, la inspección del tanque y la desinfección del agua almacenada.
Usos del agua de lluvia
El agua de lluvia, una vez filtrada y almacenada, tiene multitud de utilidades. Un uso muy habitual es para la agricultura, sobre todo en zonas áridas o semiáridas, ya que es difícil el acceso a otro tipo de agua. Se utiliza sobre todo en riego por goteo, muy útil en cultivos que necesitan agua sin sal, debido a que el agua de lluvia tiene una baja concentración en minerales.
Otro uso es el de la industria ganadera. Se utiliza el agua de lluvia para dar de beber a los animales, evitando en gran medida el uso de agua potable, sobre todo en entornos rurales.
Algunas empresas industriales usan el agua recolectada para procesos de limpieza o enfriamiento que no requieren el uso de agua potable.
Y, por supuesto, para el uso doméstico también. Se emplea para el riego de jardines, huertos domésticos, limpieza del coche, llenado de piscinas, fuentes o en cisternas.
Beneficios del aprovechamiento del agua de lluvia
Reducción del consumo de agua potable
La captación de agua de lluvia ayuda a aliviar la presión sobre acuíferos y fuentes de agua superficial. Reducir la demanda de agua potable es una manera de garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estos recursos. Además, esta práctica ayuda a reducir los efectos del cambio climático, rebajando la demanda de agua en épocas de sequía y aumentando la resiliencia ante eventos climáticos extremos.
Al reducir la extracción de agua de ríos, lagos y humedales, se protege la biodiversidad y se beneficia el desarrollo de los entornos. También se ahorra en la energía asociada a los tratamientos y distribución del agua, promocionando la autosuficiencia.
Otro beneficio es la disminución de la escorrentía urbana, que puede contaminarse con hidrocarburos o metales pesados que se encuentran en carreteras, tejados, etc., llegando posteriormente al alcantarillado y los ríos.
En resumen, la recogida del agua de lluvia ayuda con las necesidades básicas en muchos lugares, reduciendo el estrés hídrico, minimizando la huella hídrica y permitiendo un ahorro.