La recirculación, en el contexto de la economía circular, incluye más acciones que reciclar. Es un proceso integral que busca extender la vida útil de los materiales, reduciendo los residuos y optimizando el uso de recursos naturales.
El papel higiénico reciclado no se fabrica únicamente con papel usado. Su producción aprovecha excedentes de otros procesos de fabricación de papel y papel reciclado de oficinas y otros usos. Esto evita la tala de nueva madera, ya que se utilizan fibras recicladas. Además, el papel reciclado suele evitar blanqueantes químicos, lo que reduce su impacto ambiental.
La energía eólica representa una de las fuentes renovables más importantes en España, cubriendo el 23,5% de la demanda eléctrica nacional y proporcionando energía a 17 millones de hogares. Estas palas, fabricadas con materiales como fibra de vidrio y resinas compuestas, presentan una gran dificultad para su reciclaje debido a la complejidad de su estructura. Su tamaño masivo y la composición heterogénea complican los procesos de reutilización y eliminación, generando un problema significativo para la sostenibilidad del sector.
No reciclar implica graves costes ambientales, económicos y sociales. La acumulación de residuos, la pérdida de recursos naturales y la saturación de vertederos amenazan los ecosistemas. El reciclaje contribuye a una economía circular que minimiza residuos y protege el planeta.
En un contexto de cambio climático y escasez de agua, la construcción de edificios y espacios urbanos que respeten y se adapten a las necesidades, se vuelve algo necesario. Los sistemas de captación de lluvia son un ejemplo de cómo la arquitectura aprovecha los recursos naturales.
La correcta gestión de los biorresiduos es fundamental para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y promover la economía circular. Los biorresiduos, que incluyen desde restos de cocina hasta residuos agropecuarios, pueden transformarse en compost o biogás, contribuyendo a la sostenibilidad y evitando la contaminación de suelos y aguas. La normativa actual exige una recogida separada de estos residuos, lo que facilita su tratamiento y valorización a través de procesos como el compostaje y la digestión anaeróbica.
Las certificaciones medioambientales actúan como una guía en la transición hacia prácticas sostenibles en la industria del embalaje. Son reconocimientos que confirman el compromiso de las empresas con la sostenibilidad y aseguran que los productos cumplen con criterios ambientales establecidos. Al ofrecer diferenciación en el mercado y aumentar la credibilidad, estas certificaciones se han convertido en una ventaja competitiva clave para las empresas del sector del embalaje.
La despolimerización consiste en romper los enlaces químicos que unen las largas cadenas de moléculas que conforman los polímeros, obteniendo así los monómeros originales. Estos monómeros pueden ser reutilizados para fabricar nuevos plásticos.
El compostaje industrial es uno de los puntos a través de los que se logra el cumplimiento de los objetivos de reciclaje de materia orgánica a nivel europeo. El principal beneficio general del compostaje industrial es la disminución de la cantidad de residuos orgánicos enviados a vertederos, reduciendo la emisión de metano, un gas de efecto invernadero.