¿Qué es la basura orgánica?

basura orgánica

La basura orgánica es aquella compuesta por desechos naturales y orgánicos, como alimentos, seres vivos o excrementos. Son, en definitiva, todo aquello que se descompone de manera natural para volver a formar parte del ciclo de la vida. Los restos orgánicos deben tirarse al contenedor de color marrón para poder reciclarlos.

A pesar de ser un proceso natural, la descomposición de este tipo de basura se puede acelerar para así aprovecharla mejor. Los procesos acerados son el compostaje y vermicompostaje, a través de los que se consiguen combustibles de origen natural, es decir, biocombustibles que sustituyen a recursos de origen fósil. En el último incluso se utilizan lombrices que devoran residuos en grandes cantidades.

Los residuos orgánicos pueden contaminar el subsuelo cuando se descomponen e incluso pueden convertirse en un foco de enfermedades, por lo que depositarlos en el contenedor correspondiente, el marrón, es muy importante.

Qué es el reciclaje de basura inorgánica

Los residuos se dividen en dos grupos: orgánica e inorgánica. Esta división depende de su origen.

La basura inorgánica es aquella que no procede de organismos vivos y, a menudo, es producto de un proceso de fabricación. Por ejemplo, los briks, botellas de plástico o vidrio, baterías o latas formarían parte de este grupo.

Dentro de este tipo de residuos, existen distintas clasificaciones que distinguen entre restos comerciales, industriales, hospitalarios, o resultado de actividades de construcción y demolición, o de exploración espacial. Cada uno de estos grupos de residuos se gestionan de distinta manera, acabando con su eliminación, disposición o reciclaje en función de las posibilidades de cada material.

Todo el proceso de recogida, transporte, tratamiento, reciclaje y/o eliminación se hace con el objetivo de reducir su impacto en el medioambiente. Para completar la gestión de la manera más positiva posible, es necesario que los ciudadanos depositen cada basura en los lugares adecuados y previstos según la administración local.

¿Qué es la basura orgánica?

Los residuos o basura orgánica son de origen vegetal o animal, susceptibles de degradarse biológicamente y que alguna vez estuvieron vivos o formaron parte de un ser vivo. En el ámbito doméstico existen tres tipos:

  • Fracción orgánica (FO). Restos del proceso de cocinar, manipular o elaborar productos de alimentación. Por ejemplo, restos de frutos secos, cáscaras de huevos, papel de cocina manchado o tapones de corcho.
  • Fracción vegetal (FV). Son restos vegetales pequeños y de tipo no leñoso que proceden de la jardinería. Por ejemplo, hojas o hierba.
  • Poda. Restos vegetales provenientes de la poda, de mayor tamaño que los anteriores. Por ejemplo, ramas, troncos o gran cantidad de tierra.

Importancia del reciclaje de basura orgánica 

Es importante tomar conciencia sobre el reciclaje y sus múltiples impactos. No es únicamente una cuestión de reducir el uso de envases, las 3R son la base de la economía circular.  

Al reciclar la basura orgánica, evitamos la liberación de metano, un gas de efecto invernadero que puede ser hasta 25 veces más potente que el dióxido de carbono, en la atmósfera. Además, estamos devolviendo nutrientes esenciales al suelo, mejorando su estructura, retención de agua y capacidad para sustentar vida.  

El reciclaje de materia orgánica supone, en esencia, cerrar el ciclo natural de la vida, aprovechando al máximo los recursos que nos ofrece la naturaleza y reduciendo nuestra huella ambiental.

Origen de los residuos orgánicos

La basura orgánica puede proceder de distintas fuentes, desde lugares comerciales a hogares privados o servicios públicos.

  • Origen doméstico. Procede de hogares privados.
  • Origen comercial. Se origina en comercios de todo tipo, desde supermercados que desechan alimentos en mal estado a la hostelería, herbolarios o viveros.
  • Origen industrial. Las grandes superficies de producción y manipulación de alimentos también desechan productos orgánicos.

Diferencias clave entre basura orgánica e inorgánica 

Los residuos orgánicos se refieren a los materiales biodegradables provenientes de fuentes naturales, los cuales pueden ser descompuestos por la acción de organismos vivos, como bacterias y hongos. Estos materiales se descomponen de forma natural a través de procesos biológicos y pueden ser reciclados mediante compostaje o vermicompostaje.  

La basura inorgánica, por otro lado, está formada por materiales de origen no biológico, como plásticos, metales, vidrio y papel de aluminio. Estos materiales no se descomponen fácilmente y su reciclaje requiere procesos diferentes.

Clasificación de los residuos orgánicos 

Para reciclar correctamente la basura orgánica, primero tenemos que conocer qué materiales podemos incluir y cuáles no. Dentro de esta categoría, se pueden distinguir varios tipos de residuos orgánicos: 

Residuos de Alimentos 

  • Restos de comida (frutas, verduras, carnes, huevos, lácteos, etc.) 
  • Cáscaras, semillas y huesos 
  • Productos de panadería y pastelería 
  • Granos y cereales 

Residuos Vegetales 

  • Ramas, hojas y tallos de plantas 
  • Poda de jardines y áreas verdes 
  • Residuos de cultivos agrícolas 
  • Residuos de jardinería (césped cortado, flores marchitas, etc.) 

Residuos Animales 

  • Estiércol de animales 
  • Plumas, pelos y lana 
  • Cueros y pieles 
  • Restos de pescado y mariscos 

Otros Residuos Orgánicos 

  • Madera natural (sin tratamientos químicos) 
  • Fibras naturales (algodón, lino, yute, etc.) 
  • Restos de tala y poda de árboles 

Los restos de frutas y verduras, cáscaras de huevo, posos de café, restos de poda, hojas secas, flores marchitas, papel de cocina usado, servilletas de papel sin tintes y restos de infusiones son ejemplos de materia orgánica compostable.  

Sin embargo, productos como carne, pescado, huesos, lácteos, aceites, alimentos cocinados, excrementos de animales y plantas enfermas deben evitarse, ya que pueden generar malos olores, atraer plagas y dificultar el proceso de compostaje.

Contenedor marrón: el reciclaje de la basura orgánica

Todo residuo que se descomponga de manera natural deberá ser depositado en el contenedor marrón.

Una vez completado el proceso por parte del usuario, la materia orgánica llegará a una planta donde las condiciones adecuadas de ventilación, humedad y temperatura transformarán estos desechos en compost. Se trata de un producto estable e higienizado que puede utilizarse como abono, no contamina y forma parte del ciclo natural de la naturaleza.

La descomposición surgirá por la actividad de microorganismos como los hongos y las bacterias, que aprovecharán las condiciones provocadas para hacer su trabajo en un plazo de 10 a 16 semanas.

Residuos aptos para el contenedor marrón 

  • Restos de alimentos, como cáscaras de frutas y verduras, espinas de pescado, sobras de comida, etc. 
  • Restos vegetales, como hojas, tallos, césped cortado y flores marchitas. 
  • Servilletas y papel de cocina usado. 
  • Cáscaras de huevo. 
  • Posos de café y té.

Por el contrario, es importante no depositar en el contenedor marrón aquellos elementos que no son orgánicos, como: 

  • Objetos de cerámica, porcelana o vidrio. 
  • Pañales, toallitas húmedas y otros productos de higiene. 
  • Colillas de cigarrillos, chicles y otras basuras. 
  • Arena para mascotas. 
  • Pelo y polvo.

Procesos de descomposición natural y acelerada 

La materia orgánica se descompone de forma natural a través de procesos biológicos en los que intervienen microorganismos como bacterias, hongos e incluso insectos. En un entorno natural, como un bosque, esta descomposición enriquece el suelo y alimenta a nuevas plantas. Sin embargo, en un vertedero, esta descomposición se ralentiza y se vuelve anaeróbica (sin oxígeno), lo que da lugar a la producción de metano y otros gases nocivos.  

El compostaje y el vermicompostaje son técnicas que aceleran la descomposición de forma controlada, creando un entorno óptimo para los microorganismos y generando un producto final rico en nutrientes que podemos utilizar para cultivar alimentos más sanos y nutritivos.

Compostaje y vermicompostaje 

El compostaje es un proceso que podemos realizar en casa, en el jardín si tenemos o incluso en un pequeño balcón. Consiste en mezclar diferentes tipos de materia orgánica, como restos de frutas y verduras, cáscaras de huevo, posos de café, hojas secas, césped cortado e incluso papel de cocina usado, y dejar que se descompongan en un compostador.  

Con el tiempo y el cuidado adecuado, obtendremos compost, un abono natural de alta calidad que podemos utilizar para fertilizar nuestras plantas, mejorar la estructura del suelo y reducir la necesidad de fertilizantes químicos. 

El vermicompostaje, por otro lado, es una técnica que utiliza lombrices para descomponer la materia orgánica. Estas se encargan de transformar los residuos en humus de lombriz, un producto aún más nutritivo y con más microorganismos beneficiosos que el compost. 

Impacto ambiental de los residuos orgánicos mal gestionados 

En los vertederos, la descomposición anaeróbica de la materia orgánica genera metano, un gas de efecto invernadero hasta 25 veces más potente que el dióxido de carbono en su capacidad para atrapar el calor en la atmósfera. Además, la acumulación de residuos orgánicos puede contaminar el suelo y el agua con lixiviados, líquidos tóxicos que pueden afectar a la salud humana y a los ecosistemas. 

Otra problemática es la proliferación de plagas y posibles enfermedades, atraídos por la acumulación de residuos orgánicos y también el deterioro estético y paisajístico.
 

Cómo reciclar basura orgánica en casa 

Reciclar basura orgánica en casa es más fácil de lo que parece. Una opción es el compostaje doméstico, que consiste en crear un entorno adecuado para que los microorganismos descompongan los residuos orgánicos y los transformen en compost. 

Podemos utilizar un compostador, una pila de compost o incluso una vermicompostera, que utiliza lombrices para acelerar el proceso, como hemos comentado anteriormente. 

Para reciclar en casa, en lugar de acumular bolsas de basura, podemos generar abono orgánico enterrando la basura. Así evitaremos malos olores por la descomposición. Por ejemplo, podemos cubrir de tierra los residuos de frutas y verduras, que tienen un proceso de descomposición rápido, o utilizar contenedores especiales, llamados “composteras”, que facilitarán el proceso. De este modo generamos nuestro propio abono, que servirá para alimentar huertos o jardines de uso privado.

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