Dónde tirar insecticidas

donde tirar insecticidas

Un insecticida es, esencialmente, un compuesto químico utilizado para matar insectos. Se han utilizado en distintos formatos durante los últimos cuatro siglos, pero han evolucionado especialmente en el s.XX y XXI, ya que los problemas de toxicidad obligaron a desarrollar productos que no afectasen a la salud.

Se trata de un producto importante para mantener a raya las plagas de insectos y eliminar cualquier elemento que pueda resultar perjudicial para la salud humana y animal a la hora de ingerir alimentos.

En el ámbito doméstico son especialmente comunes los insecticidas en envases de aerosol, mientras que los pesticidas profesionales suelen almacenarse en envases más grandes y genéricos. Sea como sea, antes de desechar los envases vacíos es recomendable que revises si en el envase hay punto verde, que indica que ese envase de acero (o metálico) debe depositarse en el contenedor amarillo. De lo contrario, es posible que necesite un tratamiento especial y debes depositarlo en un punto limpio.

Es importante tratar de agotar el producto por completo antes de depositarlo bien en el contenedor amarillo o antes de llevarlo a un punto limpio.

La importancia de una gestión responsable de los insecticidas 

Los insecticidas son sustancias muy tóxicas que, si no se usan y desechan correctamente, pueden provocar daños en los ecosistemas. Si se desechan los restos de insecticida por el desagüe o se arroja el envase a la basura común, se contamina el entorno y se pone en riesgo la salud humana y animal. 

La acumulación de insecticidas en el suelo puede afectar a la calidad de los cultivos y a la vida de los microorganismos, pudiendo pasar a la cadena trófica. Además, estos productos químicos pueden ser arrastrados por el agua de lluvia y contaminar ríos y lagos, aumentando la ecotoxicidad de los entornos naturales. 

Alternativas ecológicas a los insecticidas 

Actualmente, podemos encontrar métodos de control de plagas más respetuosos que los insecticidas químicos. Entre estas alternativas están:

  • Insecticidas biológicos. Los insecticidas biológicos son formulaciones basadas en microorganismos vivos como bacterias, virus y hongos. Estos microorganismos actúan de forma muy específica, atacando únicamente a las plagas objetivo sin dañar a otros insectos beneficiosos o al medioambiente. Al aprovechar los mecanismos naturales de control de plagas, estos productos ofrecen una alternativa segura y sostenible a los insecticidas químicos tradicionales. 

Dentro de este tipo de insecticidas, tenemos insecticidas biológicos bacterianos, víricos o fúngicos. 

  • Feromonas. Atraen a los insectos hacia trampas o los confunden, haciendo que no dañen las plantas. 
  • Rotación de cultivos. Alterna los cultivos cada temporada para dificultar la proliferación de plagas específicas. 
  • Plantas repelentes. Algunas plantas, como la lavanda, citronela o el ajo, repelen de forma natural a muchos insectos. 
  • Insectos predadores. Cada plaga tiene su enemigo natural. Los insectos predadores son especies específicas que se alimentan de determinadas plagas, actuando como controladores biológicos. Es muy útil sobre todo en ambientes controlados como los invernaderos. 

El impacto ambiental de los insecticidas 

Según estudios recientes, el uso indiscriminado de insecticidas ha provocado una disminución significativa de la población de insectos polinizadores, como las abejas y las mariposas. Estos insectos son esenciales para la reproducción de muchas plantas y, por lo tanto, para la producción de alimentos. 

Además, se ha demostrado que algunos insecticidas pueden acumularse en la cadena alimentaria y causar problemas de salud a largo plazo en los seres humanos, como trastornos hormonales y enfermedades neurodegenerativas. 

Algunas estadísticas 

Un estudio del año 2023 el “atlas de los pesticidas”, realizado en colaboración con la fundación Heinrich-Böll-Stiftung y la Red Europea contra los pesticidas, revela un preocupante aumento en el uso de pesticidas a nivel mundial. Desde 1990, se ha registrado un incremento del 80% en su utilización, con consecuencias negativas para la salud de agricultores, consumidores y ecosistemas. 

El mercado global de pesticidas ha experimentado un crecimiento exponencial en las últimas dos décadas, duplicándose prácticamente en este periodo. La Unión Europea, uno de los mayores mercados de pesticidas a nivel mundial, representa casi una cuarta parte del consumo global de estos productos. 

España se posiciona a la cabeza de la Unión Europea en cuanto a la comercialización de pesticidas, llegando a un volumen de ventas que se aproxima a las 76.175 toneladas en el año 2021. Esta cifra nos sitúa por encima de países como Francia, Italia y Alemania, consolidando a estos cuatro países, potencias agrícolas de la UE, como responsables del 70% del total de las ventas, según datos proporcionados por Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea. 

Solo durante el año 2010, la Unión Europea registró un volumen de ventas de plaguicidas ligeramente inferior a las 350.000 toneladas, una cifra que se mantiene relativamente estable en comparación con los datos de la década anterior. 

Al analizar las categorías de pesticidas con mayor demanda, se observa un claro predominio de los fungicidas, que representan el 43% del total de las ventas. Les siguen en importancia los herbicidas, con un 35% de la cuota de mercado, y los insecticidas, que alcanzan un 14%. 

En este contexto, la Unión Europea, a través de su Pacto Verde Europeo y la Estrategia «De la Granja a la Mesa«, ha establecido objetivos ambiciosos para reducir el uso de pesticidas y los riesgos asociados a su aplicación. En concreto, se ha fijado la meta de lograr una reducción del 50% para el año 2030. 

Esta iniciativa obedece a un aumento de la concienciación ciudadana. Un ejemplo de ello es la iniciativa «Salvemos a las abejas y a los agricultores«, que logró recabar más de 1,2 millones de firmas de ciudadanos europeos preocupados por esta problemática. 

Cómo desechar los envases de insecticidas 

Lo más importante para que el tratamiento de residuos se haga de manera correcta es leer las etiquetas y seguir las instrucciones del fabricante. Solo así podremos reciclarlos correctamente, siguiendo además las leyes locales y nacionales. 

Nunca se deben tirar los pesticidas o insecticidas por el desagüe, sumidero o alcantarilla, ni tampoco desecharlos en la naturaleza. Cualquier comportamiento de este tipo será dañino para el entorno. 

Es recomendable, además, desechar este tipo de productos en el mismo envase en el que se compran. Así evitaremos manipularlos, ya que podría ser peligroso. Almacenar, manipular o mezclar productos químicos (ya sean insecticidas, ambientadores, productos de limpieza o cualquier otro elemento similar) es un proceso delicado que solo deben llevar a cabo empresas profesionales con todas las medidas de seguridad pertinentes. 

Para desechar los envases de insecticidas de forma segura, sigue estos consejos: 

  1. Agotar el producto. Antes de desechar el envase, lo mejor es que se encuentre completamente vacío. Agítalo y vuelve a utilizarlo hasta que no quede nada de producto. 
  1. Limpiar el envase. Si no es un spray, vaciar el contenido del recipiente en una cuba de mezcla o cubo, dejando gotear durante unos 30 segundos. Enjuagar el recipiente, al menos tres veces, con un volumen de agua que no debe ser inferior al 10% del volumen total del envase. Posteriormente se puede utilizar en la misma zona donde previamente se había rociado el insecticida. 
  1. Revisar. Antes de desechar los envases vacíos es recomendable que revises si en el envase hay punto verde, que indica que ese envase de acero (o metálico) debe depositarse en el contenedor amarillo. De lo contrario, es posible que necesite un tratamiento especial y debes depositarlo en un punto limpio. 
  1. Depositar en el punto limpio. Lleva los envases limpios y secos a un punto limpio. Allí, personal especializado se encargará de su gestión de forma segura y respetuosa con el medioambiente. 
  1. No tirar al contenedor de resto. Los envases de insecticidas nunca deben tirarse al contenedor gris, ya que pueden contaminar el suelo y las aguas subterráneas. 

Estos procesos pueden diferir si se usan insecticidas industriales por lo que siempre es necesario consultar el envase o al fabricante, la manera correcta de desechar el envase.

 

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