¿Dónde tirar un jarrón de cerámica?
¿Qué es la cerámica?
La palabra “cerámica” hace referencia a la arcilla de alfarero y los objetos que se hacen con ella. Con el paso del tiempo, el significado de la palabra ha evolucionado hasta referirse al arte de fabricar objetivos con ese material, porcelana, loza o barro.
Esta técnica se empezó a utilizar allá por el 24.000 a.C., en condiciones muy distintas a las actuales. La resistencia de los materiales empleados nos ha permitido encontrar piezas antiquísimas, de gran valor artístico e histórico. A lo largo de los años se han desarrollado distintas técnicas derivadas del procedimiento original, desde la más artesanal hasta grandes máquinas que producen objetos en serie.
¿En qué contenedor se tira la cerámica?
Lamentablemente no, la cerámica no es reciclable. El principal componente de este compuesto es la arcilla, una mezcla de agua sílice, plomo, estaño y óxidos metálicos. Esta composición varía según los distintos tipos de arcilla, pudiendo incluir cuarzo, feldespato, mármol, potasio, magnesio o aluminio, entre otros.
Entonces, ¿Cómo reciclar un jarrón de cerámica?
Uno de los errores más comunes a la hora de tirar jarrones u otras piezas de cerámica es tirarlos al contenedor verde. Estas piezas no deben depositarse en el contenedor destinado al vidrio, porque este último se funde a temperatura más baja que la cerámica. Las diferencias en su composición obligan a fundir estos materiales en hornos diferentes.
Lo correcto es, por lo tanto, depositar los jarrones en un punto limpio. Después, la cerámica se transportará a vertederos autorizados. La cerámica se tritura y almacena, en el menor espacio posible, junto al resto de desechos no reciclables, fomentando su descomposición.
Pero, ¿es la cerámica sostenible?
Existen investigaciones que fomentan la sostenibilidad de la cerámica, aunque actualmente no sea sostenible. Por ejemplo, se ha creado cerámica capaz de absorber CO2, baldosas más finas para consumir menos materia prima, o que no necesitan cemento y, por lo tanto, generan menos residuos. Lo bueno es que se trata de un material resistente que no se desecha frecuentemente.
La sostenibilidad de este material pasa por cuidar las piezas, aprovechar su longevidad, y darle distintos usos a ese jarrón que lleva años en la familia.
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Fuentes: