Estrés hídrico: causas, consecuencias y cómo podemos actuar

estres hidrico

El estrés hídrico es un problema global que pone en riesgo la supervivencia del planeta. Conocer sus causas y consecuencias puede ayudar a concienciarnos sobre la importancia de actuar ante una situación especialmente grave en ciertas regiones, y a la que España no es ajena. ¿Qué podemos hacer para mitigarlo?

¿Qué es el estrés hídrico?

Fue a finales de los ochenta cuando surgió este concepto, ligado al problema de la falta de agua, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha identificado una tendencia creciente de esta situación a nivel mundial en las dos últimas décadas.

Tanto es así que en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 se dedica un apartado completo a ‘agua limpia y saneamiento’, que pone el foco en el estrés hídrico y en la escasez de agua como motivo de preocupación mundial.

¿Qué es el estrés hídrico? Se trata de un desajuste entre la demanda de agua y la cantidad disponible, es decir, este fenómeno se produce cuando la demanda de agua dulce supera a la cantidad disponible de esta durante un período de tiempo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad.

El World Resources Institute ha establecido una clasificación en cinco niveles para medir el estrés hídrico, que refleja que hay países como España en los que el estrés hídrico es ya un problema preocupante.

Causas principales del estrés hídrico

Existen diversas causas del estrés hídrico, aunque la mayoría de ellas está relacionada con el cambio climático. ¿Cuáles son los factores que provocan este problema?

  • Crecimiento demográfico. El aumento de la población mundial también conlleva un incremento de la demanda de agua y eso, especialmente en ciertas zonas, provoca un desajuste hídrico importante.
  • Cambio climático. El incremento de la temperatura global del planeta provoca la desaparición de glaciares y otros fenómenos naturales extremos. También la sequía o falta de precipitaciones durante períodos prolongados reduce la disponibilidad de agua.
  • Acción humana. La actividad del ser humano provoca cambios artificiales en el entorno que también contribuyen al aumento del estrés hídrico. La expansión de la agricultura y la industria, la urbanización acelerada, una mala gestión del agua o la contaminación de esta contribuyen al incremento del problema.

La situación es todavía peor en determinadas regiones del planeta, pues hay lugares en los que los niveles de estrés hídrico pueden alcanzar el 100%.

Consecuencias del estrés hídrico en el medioambiente y sociedad

La escasez de agua tiene un fuerte impacto medioambiental, pero también son otras las consecuencias del estrés hídrico que es importante tener en cuenta:

  • Pérdida de biodiversidad. Este problema es grave, ya que pone en juego la supervivencia de la flora y la fauna, pues necesitan agua para ello. Para el desarrollo humano es vital la conservación de la naturaleza.
  • Proliferación de enfermedades. Ante la falta de agua dulce se corre el riesgo de recurrir a agua contaminada que provocaría enfermedades como diarreas, cólera o poliomielitis. La ONU alerta de que la falta de agua potable podría provocar hasta medio millón de muertes anuales.
  • Hambruna. La falta de agua para la agricultura y la ganadería podría provocar escasez de alimentos, lo que daría lugar a hambrunas.
  • Conflictos armados. Si se produce una escasez de recursos, las diferentes regiones o países podrían mantener enfrentamientos por el control del suministro de agua óptima para el consumo.

Para abastecer a lugares que sufren falta de agua, se tenderá a la sobreexplotación de ríos, rocas y sedimentos, agravando el problema del estrés hídrico y disminuyendo todavía más el suministro de agua disponible. La degradación de los ecosistemas, la desertificación y otros efectos derivados de la escasez de agua provocarían a su vez una disminución de la productividad agrícola o una menor calidad de los productos obtenidos con esta actividad.

El World Resources Institute asegura que 17 países de todo el mundo, en los que habita la cuarta parte de la población mundial, se enfrentan a niveles muy altos de estrés hídrico. Esta ONG, a través de su herramienta Aqueduct, hace una clasificación de los países que estima que tendrán mayor estrés hídrico entre 2030 y 2040, entre los que destacan Bahrein, Kuwait, Palestina, Qatar, San Marino, Singapur, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Arabia Saudita, Omán y Líbano.

Estrés hídrico en España: situación actual y retos futuros

Siguiendo con ese ranking elaborado por el World Resources Institute sobre los países con mayor estrés hídrico, hay que señalar que España se coloca en el puesto 28. Según estos datos, el consumo de recursos hídricos en nuestro país se sitúa entre el 40% y el 80%, aunque hay zonas que superan el 100% de los recursos.

Esto quiere decir que el estrés hídrico en España es elevado, situándonos como el tercer país de la Unión Europea, solo por detrás de Chipre y Malta.

Aproximadamente, el 25% del territorio español se encuentra en nivel extremo de estrés hídrico (por encima del 80%), sobre todo en el sureste del país, una zona en la que las precipitaciones son muy bajas y existe un elevado consumo de agua debido a la abundancia de población y a las actividades productivas que demandan este recurso.

La situación de España es particular por nuestras características climáticas y por nuestras demandas socioeconómicas. Esa combinación de factores humanos y naturales, además, se ha intensificado en los últimos años, no solo por el cambio climático o la presencia de veranos más cálidos y secos sino también por la actividad agropecuaria e industrial y por el impacto del turismo, el principal motor de nuestra actividad económica.

Sin embargo, la escasez de recursos hídricos no es nueva en España y, por eso, históricamente se han aplicado medidas para paliar este problema, con el objetivo de hacer una gestión sostenible del agua, conservar adecuadamente los recursos hídricos y adaptarse al cambio climático.

La educación y la concienciación son claves en este sentido, como también lo es la innovación tecnológica, que hoy en día juega un papel esencial en la mitigación del estrés hídrico, ya que permite ofrecer nuevas soluciones para aumentar la disponibilidad de agua.

¿Cómo evitar el estrés hídrico? Acciones para ciudadanos y comunidades

Aunque el estrés hídrico es un desafío ambiental y social, existen soluciones viables para combatir este problema. Eso sí, requieren de la colaboración de todos: gobiernos, sector privado, comunidades locales y ciudadanos.

Si queremos asegurar un futuro con agua suficiente para satisfacer todas las necesidades, preservando al mismo tiempo los ecosistemas acuáticos, debemos aprender cómo evitar el estrés hídrico.

Todo suma: cambiar nuestros hábitos personales, adaptar los procesos productivos empresariales o tomar medidas gubernamentales. ¿Qué ejemplos podemos señalar para prevenir el estrés hídrico?

  • Fomentar la economía circular para optimizar los recursos disponibles.
  • Reducir los residuos para hacer un menor uso del agua.
  • Reciclar para hacer un mejor aprovechamiento de los materiales.

Gestos tan sencillos como no arrojar papeles al inodoro, descongelar los alimentos en la nevera y no bajo el grifo, regar las plantas por la noche o reciclar el aceite usado pueden tener un enorme impacto en la mitigación del estrés hídrico. Entre todos, podremos hacer un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos en busca de la sostenibilidad.

Categorías
Volver a las noticias

app de reciclaje

Me llamo A.I.R- e y soy el robot que puede ayudarte a resolver tus dudas sobre reciclaje de residuos.

¡Pregúntame!
Volver arriba