¿Funcionan bien los contenedores amarillos?
Reciclar es una de las muchas acciones que podemos llevar a cabo a nivel individual para combatir la crisis ecológica desde nuestra pequeña parcela de responsabilidad. Porque sí, las acciones individuales cuentan, y algo tan sencillo como separar correctamente los residuos domésticos depositando cada tipo de residuo en su contenedor correspondiente, sirve para facilitar el reciclaje de esos residuos bien gestionados y, así, ahorrar todo el proceso de confección que requiere fabricar los productos desde cero.
La tarea parece simple pero, aun así, hay una parte de la población que se resiste. Algunos tienen voluntad de separar en casa pero, al encontrar algunas dificultades al llevarlos al contenedor amarillo, desisten. Y es que hasta en el reciclaje podemos encontrar pequeños baches. Es normal sentir confusión, que a veces se traduce en críticas, respecto al sistema de reciclaje. Estos son algunos de los problemas o quejas que nos solemos encontrar:
- “No hay suficientes contenedores amarillos en España”. En realidad, sí los hay. España es, de hecho, uno de los países europeos con más contenedores por habitante (una media de 1 contenedor por cada 164 personas).
- “Siempre están llenos y no puedo dejar mi bolsa”. Es verdad que a veces esto ocurre. Como ciudadanos, podemos y debemos exigir la máxima eficiencia en el sistema de recogida para garantizar el reciclado de nuestros residuos. La eficacia de este sistema de recogida depende de las entidades locales, los ayuntamientos que, suelen hacer una gestión eficiente de los contenedores.
- “Están muy lejos de mi casa”. Sólo hay que buscarlo bien. Cada española tiene un contenedor a pocos metros de su hogar, dado que en España hay instalados cerca de 400.000.
- “Hay otros sistemas mejores”. Cada sistema tiene sus ventajas y sus desventajas y funcionan con mayor o menor eficacia en relación a muchos factores. El más extendido en Europa, no obstante, es el sistema integrado de gestión, que es el que se emplea en España. Gracias a este sistema en el que la ciudadanía deposita sus residuos de envases en los contenedores amarillos y azules podemos tener una de las mejores tasas de reciclaje de toda Europa.
- “El sistema de contenedores nos cuesta dinero a los ciudadanos”. El contenedor amarillo se financia gracias al dinero que pagan las empresas que ponen los envases en el mercado. Son ellas quienes, a través del “punto verde” (el dibujo de un círculo con dos flechas invertidas que verás en los envases), pagan para asegurar que esos envases, una vez llegado el final de su vida útil, serán gestionados como es debido para minimizar el impacto ambiental y aprovechar sus siguientes vidas potenciales.
- “No hay contenedores amarillos en ciudades pequeñas o pueblos”. Los contenedores amarillos llegan a todo tipo de poblaciones, desde grandes ciudades a pequeñas localidades. Todos tenemos a nuestro alcance un contenedor donde poder depositar nuestros residuos de envases. No hay ningún tipo de discriminación. Tampoco entre los espacios urbanos y los rurales.
- “Hay datos sobre reciclaje que no coinciden con los que da Ecoembes”. Es una de las mayores confusiones sobre el reciclaje de envases. El problema surge porque lo que se mide y no por la cantidad. Si tomamos como referencia los datos de Eurostat, por ejemplo, se habla en términos totales de residuos sólidos urbanos (RSU). Según esta fuente oficial, España sólo recicla poco más del 30% de sus RSU, por debajo de la media europea (45%). Sin embargo, del total de RSU de España, Ecoembes sólo se encarga de un 8%: corresponde a los residuos de envases domésticos (no comerciales ni industriales) como los de plástico, metal, bricks, papel o cartón. De esta parte de los residuos que generamos a nivel local, reciclamos el 78,8%.
- “Solo hay contenedores amarillos para los residuos que generamos en nuestras casas”. Nada más lejos de la realidad: también hay sistemas de recogida adaptados a los hospitales, los polideportivos, los servicios de transporte (por ejemplo, los trenes), los colegios o las empresas, entre otros. Si queremos reciclar “fuera del hogar” lo podemos hacer en cientos de lugares.