Lluvia artificial: La alternativa para combatir la sequía

Lluvia artificial

Las continuas sequías y la falta de agua son un problema medioambiental que por desgracia estamos sufriendo a nivel mundial. Como solución, surge la lluvia artificial.

En España en los últimos años hemos visto cómo la sequía nos ha afectado duramente, incluso llegando a experimentar cortes y restricciones de agua, en la época estival. El año 2017 fue el segundo año más seco en nuestro país desde 1965

Aunque podemos denominar a la sequía como un fenómeno natural cíclico, que solemos sufrir cada 10 años, la gestión inadecuada de los recursos hídricos junto con una mayor demanda, han intensificado este fenómeno alrededor de todo el planeta. 

Como solución a parte de estos problemas ha surgido la lluvia artificial. Una manera de generar nuestra propia lluvia sin depender de la aleatoriedad de la naturaleza. A continuación, veremos cómo se produce y sus consecuencias. 

Tecnologías de modificación del clima 

La lluvia artificial se genera principalmente a través de dos tecnologías. 

La primera de ellas es la siembra de nubes. Con esta tecnología, lo que se realiza es una “siembra” o dispersión de sustancias higroscópicas, que suelen ser yoduro de plata o cloruro de sodio, en las nubes. 

Lo que se consigue con esto es aumentar la condensación y, por tanto, la formación de gotas de lluvia. 

Esta técnica se suele aplicar en mayor medida a nubes con un alto contenido de humedad y cuando las condiciones atmosféricas son favorables. 

La segunda técnica más conocida es la dispersión de niebla. A diferencia de la anterior, esta técnica no se aplica a nubes sino a nieblas, y es utilizada mayoritariamente en zonas costeras o montañosas.  

Como en el método anterior, se utilizan compuestos que aumentan la condensación y la coalescencia de las microgotas de la niebla. 

Estos métodos se realizan mediante tres estrategias diferentes. 

Se pueden utilizar generadores de aerosoles, que son dispositivos que generan una niebla muy fina de partículas higroscópicas, que se dispersan después en la niebla. 

Otra estrategia es quemar combustibles, que liberan estas partículas higroscópicas en el ambiente. Y, por último, el uso de aeronaves o drones para la siembra. 

Principios científicos de la lluvia artificial 

Podemos considerar dos procesos principales en la formación de lluvia artificial:  

Nucleación. Uno de los principios básicos para la generación de lluvia artificial es la nucleación. Este es el proceso por el cual el vapor de agua se condensa y forma gotas de agua. 

En la naturaleza, este proceso se da de manera natural, produciéndose de manera espontánea alrededor de pequeñas partículas que pueden ser de sal marina, polvo o sulfatos. 

Dichas partículas actúan como un núcleo de condensación y funcionan como superficie para que el vapor de agua se condense. Al crear lluvia artificial, estás partículas son sustituidas por sustancias como el yoduro de plata, que tienen una gran afinidad por el agua y atraen a las moléculas de vapor, lo que ayuda a formar gotas de agua a su alrededor.  

Condensación. En el momento que las gotas están creadas, empiezan a aumentar de tamaño a través de la condensación. 

Coalescencia. Las gotas generadas anteriormente suelen ser muy pequeñas. Para que puedan caer al suelo como lluvia, necesitan aumentar su tamaño hasta alcanzar un mínimo de 0,5 mm. 

Este proceso de crecimiento se produce por la coalescencia, que es el choque de las gotas de agua entre sí y su fusión en gotas más grandes. 

Esta coalescencia se genera de forma más eficiente cuando las gotas tienen un tamaño similar y cuando la turbulencia de la nube es suficiente. 

Precipitación. Cuando las gotas alcanzan un tamaño suficiente, caen al suelo en forma de lluvia. Dependiendo de la cantidad de agua condensada en la nube, de cómo de eficiente ha sido el proceso coalescencia y de la altura de la nube, así será la cantidad de lluvia producida.  

Historia y desarrollo de la lluvia artificial 

Al finalizar la II Guerra Mundial, se iniciaron las primeras investigaciones sobre lluvia artificial. Estas fueron realizadas por dos científicos de la General Electric en Nueva York. 

Estos científicos eran Irving Langmur (Nobel de química en 1929) y Vicent J. Schaefer. Se encontraban estudiando la formación de hielo en las alas de los aviones, que produjo muchos problemas durante la guerra. 

Mientras realizaban un experimento dentro de un congelador, tratando de reducir la temperatura, introdujeron una pastilla de hielo seco, que está compuesta de dióxido de carbono, y observaron cómo se formaron de manera instantánea multitud de copos de nieve. 

De estas observaciones, nació la idea de provocar lluvias artificiales dentro de las nubes. Se comenzó ensayando con hielo seco y después pulverizando desde un avión, dentro de nubes cumuliformes.  

Proyectos significativos a nivel mundial 

Proyecto Stormfury en Estados Unidos. Se inició en la década de 1960 con el objetivo de modificar huracanes y reducir su intensidad. Aunque el proyecto logró disminuir la intensidad de algunos huracanes, también generó una gran controversia por sus posibles impactos ambientales. 

Proyecto Beijing Weather Modification Office (China): Se implementó alrededor de 1970 para incrementar las precipitaciones y combatir la sequía del país. El proyecto ha logrado aumentar las precipitaciones en un 10-15% en algunas regiones. 

Para el año 2025 el gobierno chino prevé manipular la climatología en un área de 5,5 millones de kilómetros cuadrados. La idea no es únicamente conseguir lluvia, sino también evitar el granizo dañino para la agricultura.  

Programa de Lluvia Artificial de Emiratos Árabes Unidos: Uno de los más activos en la actualidad, con el objetivo de aumentar la disponibilidad de agua potable en un país con recursos hídricos limitados.  

Este programa se diferencia por el uso de drones que realizan descargas eléctricas sobre las nubes 

Hoy en día más países como Marruecos o Pakistán entre otros se han unido al uso de la lluvia artificial. 

Consideraciones éticas y ambientales 

El impacto en los ecosistemas es sin duda una de las consideraciones que debemos tener en cuenta con la lluvia artificial. La alteración de patrones climáticos podría llegar a tener un impacto negativo en la flora y fauna, modificando ciclos de vida 

También en el aspecto ético, nos encontramos con que existe el riesgo de que la tecnología propicie que solo determinados países o regiones tengan acceso a recursos hídricos, especialmente en zonas tensionadas o en conflicto por el agua. 

A largo plazo la ciencia no es concluyente sobre los posibles efectos secundarios de este tipo de alteraciones en el medio. 

Validación científica y estudios de efectividad 

Si tenemos en cuanta los estudios realizados hasta ahora, la concusión a la que podemos llegar es que la validación de la lluvia artificial por parte de la ciencia se encuentra todavía en curso. 

Existen casos de éxito en regiones de Beijing o Emiratos Árabes y otros mucho menos concluyentes en otras regiones. 

Aplicaciones y beneficios socioeconómicos 

Como beneficio principal del uso de la lluvia artificial podemos nombrar la posibilidad de abastecimiento de agua potable en zonas especialmente áridas o con problemas hídricos. 

Otras ventajas pueden ser la mejora de las condiciones de áreas agrícolas, evitando el granizo y mejorando el acceso al agua. También la prevención o combate de incendios forestales o la generación de electricidad mediante el amento del caudal de los ríos y embalses. 

Desafíos y controversias 

Uno de los mayores desafíos es la inversión que se requiere. Se necesita una importante inversión en tecnología e infraestructura, que en algunas ocasiones ha demostrado no ser rentable para las lluvias obtenidas. 

Su eficacia variable, dependiente de condiciones climáticas impredecibles o técnicas usadas, lo convierte en un método muy difícil de estandarizar. 

Y por último nos encontramos con las consideraciones éticas. Para muchas personas la modificación del clima provoca controversias éticas, respecto a la distribución de recursos y justicia ambiental y también sobre el hecho de si los humanos tendríamos que intervenir en aspectos naturales como el clima. 

Regulación y normativas en la manipulación del clima 

La comunidad internacional ha desarrollado algunos marcos regulatorios para la lluvia artificial, como la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático o la convención sobre la prohibición de armas bacteriológicas, que evita el uso de la lluvia artificial como arma de guerra. 

Podemos decir que la lluvia artificial se ha presentado como una potencial solución a la sequía, sin embargo, todavía existen desafíos en cuanto a su uso y aplicación. 
 
Es necesario y conveniente continuar con las investigaciones científicas, evaluando riegos y beneficios, estableciendo marcos regulatorios para garantizar que su uso no se convierta en un factor de desigualdad para otras regiones que no tengan acceso a esta tecnología.  

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