Valor límite ambiental: más que un simple número
En la era de la sostenibilidad y la conciencia ecológica, el concepto de «Valor Límite Ambiental» (VLA), se ha vuelto más relevante que nunca. Sin embargo, ¿sabemos de verdad lo que significa y las implicaciones que tiene para nuestra salud y el bienestar del planeta? ¡Comprobémoslo!
¿Qué son los Valores Límite Ambientales (VLA)?
Conocidos también por sus siglas VLA, se definen como la concentración máxima permitida de un contaminante, en el aire, el agua, o el suelo.
Comúnmente asociados con entornos laborales, estos valores no son solo cruciales para prevenir riesgos en el trabajo, sino que son herramientas esenciales para proteger la salud pública y el medioambiente. Por ello, son muy importantes para poder desarrollar una vida laboral sin sufrir efectos adversos.
Los VLA se fijan de forma general, teniendo en cuenta las condiciones de exposición global a las que la población podría estar expuesta sin sufrir consecuencias adversas.
Por tanto, no es una garantía de seguridad para todo el mundo, ya que algunas personas tienen una resistencia menor a determinadas sustancias, por factores genéticos o por sus hábitos de vida, y su salud podría verse perjudicada con una concentración inferior a la permitida.
Algunos de los factores que se tienen en cuenta a la hora de determinar estos valores y las regulaciones correspondientes, son: el tiempo de exposición, la toxicidad del contaminante y las interacciones que pudiera tener con otros elementos presentes en el entorno.
Hay que tener en cuenta también que los VLA se actualizan con regularidad para reflejar las investigaciones más recientes y no quedarse obsoletos.
Riesgos de no respetar los VLA
Estos límites están diseñados expresamente para proteger la salud humana y el ecosistema.
No tener en cuenta los valores límite ambientales, puede causar enfermedades como afecciones respiratorias, trastornos neurológicos, cáncer, o incluso problemas de fertilidad, además de tener consecuencias devastadoras para la flora y la fauna. Por ello, se toman medidas de evaluación y control de los riesgos.
VLA y calidad del aire
Las directrices establecen límites para la emisión de sustancias como dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, ozono, y partículas en suspensión.
Un ejemplo de ello es que en muchas ciudades europeas se están implementando «Zonas de Bajas Emisiones”, de tal manera que los vehículos que no cumplan con los estándares de emisión, verán restringido su acceso a dichas áreas para reducir los químicos en el aire.
VLA y calidad del agua
Los VLA también son aplicables a la calidad del agua, ya sea de ríos, lagos o reservas subterráneas.
Estos límites ayudan a regular la cantidad de sustancias tóxicas como metales pesados, productos químicos industriales y pesticidas. El incumplimiento de estos límites podría tener graves consecuencias para la vida acuática y, por ende, para el ecosistema en general.
VLA y calidad del suelo
Influyen muy especialmente en las prácticas agrícolas, ya que establecen niveles seguros para la aplicación de pesticidas y fertilizantes. Un mal uso de estos productos no solo puede contaminar el suelo y los cultivos, sino hacer que se infiltren en las reservas de agua subterráneas, vitales para algunas comunidades y para la vida silvestre.
En adición, las prácticas sostenibles, como la rotación de cultivos, son más fáciles de implementar, cuando se observan estos parámetros regulados.
Diseñando un futuro sostenible
Los VLA son cruciales en los esfuerzos colectivos que se están llevando a cabo a nivel internacional para crear un entorno más seguro para todos.
Pero además de informar las políticas públicas y las regulaciones industriales, estos límites de exposición profesional pueden ayudarnos en la toma de decisiones diarias, haciendo que apoyemos productos y prácticas más sostenibles, o incluso que participemos en iniciativas de monitoreo ambiental.