Nuestro modo de vida actual ha convertido la electricidad en una necesidad imprescindible. Además, las energías no renovables siguen siendo a día de hoy la principal fuente energética en todo el mundo.
Javier Clemente, experto en la gestión sostenible de residuos y divulgador medioambiental mediante su plataforma “Todos Somos Reciclaje”, nos explica cómo funciona el contenedor amarillo.
Según el artículo de La Voz del Interior, el promedio de consumo de papel a nivel mundial es de 48 kilos por persona por año. También, la confección del papel virgen conlleva un proceso que libera altas emisiones de CO₂.
El polipropileno (PP) es un material plástico con múltiples utilidades. Por ejemplo, se usa para equipos de laboratorio, piezas de automóvil, dispositivos médicos e incluso envases de comida y bebida debido a que sus propiedades le permiten estar en contacto con alimentos sin que estos se vean afectados.
Es imposible adivinar un escenario exacto sobre lo que pasaría si dejásemos de reciclar, pero sí que se puede intentar prever qué le sucedería al planeta. Para ello, hay que intentar entender cómo se vivía antes de que llegase el reciclaje tal y como lo conocemos hoy en día.
El arte. El arte engloba todas las creaciones realizadas por el ser humano para expresar su visión sobre el mundo a través de recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. El arte es una forma de expresión de ideas, conceptos, emociones y sensaciones. ¿Os imagináis crear esculturas con material reciclado?
El urbanismo sostenible se entiende como el desarrollo urbano que funciona de forma amigable con el medioambiente y la ciudadanía. Aunque esta frase se queda un poco vacía en cuanto a la información que aporta, porque para poder entender lo que es el urbanismo sostenible hay que diferenciar tres de sus pilares: la sostenibilidad medioambiental, la sostenibilidad económica y la sostenibilidad social.
Durante los últimos años se está escuchando cada vez más hablar de los microplásticos y de cómo afectan a nuestro entorno, pero ¿qué son realmente? Los microplásticos están formados por fragmentos sintéticos con un tamaño menor a 5 mm y son prácticamente invisibles al ojo humano.
Hay épocas durante el año en las que puedes sentir que necesitas hacer un cambio de armario. Por ejemplo, al final de temporada, al empezar un año nuevo, un curso o simplemente porque tus gustos o tu cuerpo han cambiado.