Existe una creencia generaliza que dice que antes de tirar un envase de plástico al contenedor amarillo es necesario lavarlo para que no ensucie el resto de basura que se encuentra en la misma bolsa. ¿Pero es esto realmente necesario?
Normalmente, las plantas se comercializan en macetas de plástico ligero, endeble y que sirve como “envase” para su transporte. Una vez se ha completado ese proceso, lo más común es mudar la planta a otra maceta más robusta. ¿Dónde se recicla cada una?
¿Qué se entiende por materia inerte? Nos referimos a todas las masas y sustancias que no pertenecen a un organismo viviente y por lo tanto no cumple con el ciclo de vida de nacer, crecer, reproducirse y morir.
El plástico es uno de los materiales que más inundan nuestro día a día. Lo utilizamos para envasar todo tipo de productos, en la ropa, móviles, muebles o coches. Este uso tan extendido es debido a la gran versatilidad de este material: algunos son transparentes, otros resistentes a la corrosión y la mayoría tienen propiedades de aislamiento térmico y eléctrico.
El mobiliario urbano se compone de diferentes elementos que se encuentran en la vía pública y cada uno de ellos debe cumplir con una función determinada, la cual aporta valor a las vidas de los ciudadanos.
Cada ciudadano genera al año una media de más de seis veces nuestro peso en residuos. Teniendo en cuenta la población mundial, esto supone millones y millones de toneladas. Una parte de esta es reciclada, sin embargo, gran parte termina en vertederos, mares y ríos.
La bolsa amarilla es aquella destinada al depósito de envases plásticos aptos para el reciclaje. Ha sido creada para ayudar a la separación de residuos en origen (nuestra casa) y facilitar su tratamiento en las plantas de reciclaje.
El proceso de reciclaje debe comenzar en cada hogar, con la separación correcta de los residuos. Depende de cada uno de nosotros cribar lo que va en cada bolsa, y es por eso nuestra tarea es tan importante: en nuestras manos está el primer paso del ciclo que dará una nueva vida a la materia de desecho.
Cuando pedimos un café para llevar es lógico pensar que el vaso de papel o cartón en el que nos lo sirven es 100% reciclable, pero aunque no lo parezca, estos vasos suelen tener una delgada capa impermeable de plástico polietileno que es muy difícil de separar del cartón, y eso dificulta su reciclado posterior.