Es importante cuidar al mínimo detalle lo que hacemos en nuestro día a día, como por ejemplo, ¿tiramos la basura en bolsas de plástico? Seguramente sí, porque son los tipos de bolsas que habitualmente se compran en los supermercados, y aunque sea algo contradictorio las usamos para el vidrio, los restos orgánicos, el papel, y en el mejor de los casos, los envases.
De 2001 a 2019, se perdieron un total de 386 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo para, principalmente, fabricar papel. Esta pérdida representa una disminución de casi un 10% en la cobertura arbórea desde 2000.
En línea con los objetivos europeos y la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC) ‘España Circular 2030’ presentada en junio de 2020 busca reducir al mínimo la generación de residuos y que se aprovechen al máximo los que no se pueden evitar.
Cuando una persona deposita algún desperdicio en los contenedores de reciclaje sabe que está haciendo lo correcto, pero en muchas ocasiones desconoce todo el proceso que sigue después, como por ejemplo, que el camión lleva el contenido a las plantas de selección de residuos y después a la de reciclaje.
La acción de reciclaje no comienza en las plantas de selección ni en las recicladoras, empieza mucho antes en nuestras casas. La responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros de distribuir bien la basura en el contenedor de reciclaje adecuado es básica para agilizar el trabajo.
Uno de los materiales más versátiles que existe es el cartón. A menudo acumulamos cajas de zapatos, de cereales, trozos de cartón… Y no tienen por qué acabar en el contenedor azul. ¡Todos estos restos de cartón pueden convertirse en nuevos objetos con un poco de imaginación!
Los inodoros no son papeleras y, por lo tanto, no todo puede tirarse por ahí sin pensar en las consecuencias. Evitando depositar ciertos residuos en los retretes protegemos los ríos, pero, ¿es el papel higiénico uno de esos materiales que debemos evitar?
Llega la Navidad y las casas se llenan de luces, guirnaldas, muérdago, velas… y papel de regalo, mucho papel de regalo. ¿Qué podemos hacer con esos trozos de papel de regalo que acaban tirados por el suelo o en la papelera?
Cada rollo de papel que utilizamos suele tener, en el interior, un tubo de cartón que debe separarse de otros residuos cuando terminamos de utilizar el papel. Ya sea papel de cocina, higiénico, papel film o de aluminio, una vez agotado el papel, quedará un tubo marrón, de cartón, que debe depositarse en el contenedor azul o reutilizarse.
Los libros son pozos de sabiduría hechos para leerse y compartirse. Por ello, una vez leídos, no se deben acumular en casa más de los que se quieran conservar por motivos de peso. El resto deben seguir cumpliendo su función: ampliar el conocimiento de aquellos que los leen.