La taxonomía verde como eje de la sostenibilidad ambiental
El Acuerdo de París estableció como objetivo común reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero para lograr limitar el aumento de temperatura global a 2º o incluso 1,5º centígrados. Esto conlleva una reducción de las emisiones en un 50% durante la próxima década.
Sin embargo, actualmente la mayoría de los sectores no han conseguido reducir sus emisiones a la velocidad requerida y son muy pocos los que consiguen operar con un nivel neto de cero emisiones.
En este contexto, las finanzas sostenibles tendrán un papel decisivo, por ello, la Unión Europa ha decidido crear la taxonomía verde.
Definición y objetivos de la taxonomía verde
La taxonomía verde es un sistema de clasificación desarrollado por la Unión Europea que define qué actividades económicas e inversiones, son ambientalmente sostenibles. Su objetivo principal es orientar a los inversores hacia proyectos que realmente contribuyen a la sostenibilidad ambiental (inversiones verdes) y alejarse de los que afectan de manera negativa al clima y medioambiente.
La taxonomía verde se basa en los siguientes seis objetivos ambientales:
- Mitigación del cambio climático. Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Adaptación al cambio climático. Preparación para los efectos del cambio climático.
- Protección y uso sostenible de los recursos hídricos.
- Transición hacia una economía circular.
- Prevención y control de la contaminación.
- Protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.
Este sistema de clasificación y transparencia también evita el famoso “greenwashing”, por parte de algunas empresas.
Aplicaciones prácticas de la taxonomía verde
Una vez que conocemos que la actividad de la empresa es elegible, hay que verificar si la actividad está alineada con la taxonomía verde, para ello debe tener una serie de características.
Para obtener el alineamiento debe cumplir los siguientes tres puntos: Ser una actividad que tiene un impacto positivo en el medioambiente, no causar daño significativo a otros objetivos medioambientales y respetar los derechos humanos y las normas sociales. Para ayudarnos con estos pasos, la UE ha creado una herramienta.
La taxonomía verde se aplica en una amplia gama de sectores, como energía, transporte, banca e industria. Permite a las empresas clasificar sus actividades según su impacto ambiental y acceder a financiación verde.
Un ejemplo de sector que puede aprovechar esta herramienta, son los fabricantes de automóviles. Pueden utilizar la taxonomía verde para clasificar su producción de vehículos eléctricos como una actividad ambientalmente sostenible.
Beneficios y desafíos de la implementación de la taxonomía verde
Tenemos diversos beneficios del uso e implementación de la taxonomía verde. Uno de los principales es la mejora en la transparencia de la información ambiental por parte de la empresa. Es el momento de poder terminar con el “eco postureo” y empezar a clasificar a las empresas por sus contribuciones y no por sus mensajes publicitarios.
Estos aspectos implican una atracción de inversiones sostenibles y una percepción más positiva por parte de los usuarios o compradores de los productos y servicios de estas marcas.
Por último, toda esta inversión, revierte en una mejora de la innovación y el desarrollo de tecnologías verdes y el número de empleos verdes, favoreciendo un crecimiento económico sostenible en su conjunto.
Pero como desafíos, también podemos encontrarnos con que existe una posible complejidad técnica y una formación inicial necesaria, que algunas empresas pueden percibir como un obstáculo.
Y, por otro lado, en algunos sectores puede haber una falta de datos y métricas ambientales estandarizadas que faciliten la toma de muestras o la comparación entre diferentes organizaciones.
Implicaciones regulatorias y políticas
La taxonomía verde es un instrumento clave para alinear los flujos financieros con los objetivos climáticos y ambientales, impulsar la transición hacia una economía baja en carbono y promover la transparencia y la rendición de cuentas en materia ambiental. La taxonomía verde se integra en la legislación ambiental y en la formulación de políticas públicas.
La aprobación del estándar de los bonos verdes europeos dentro del marco de la taxonomía verde europea marca un hito importante para la inversión sostenible. Esta iniciativa proporciona a los inversores globales una clasificación estandarizada de actividades económicas medioambientalmente sostenibles.
Los estándares de los bonos verdes europeos (EUGBs) fomentarán la coherencia y la comparabilidad en el mercado de bonos.
Además, la taxonomía verde puede servir como base para la creación de nuevas regulaciones que incentiven la inversión sostenible y ayudar a los inversores a exigir a las compañías, un mayor compromiso con la sostenibilidad.
Perspectivas futuras y evolución de la taxonomía verde
Actualmente, la taxonomía verde está en un proceso de implementación gradual y desarrollo. Se espera que siga evolucionando para adaptarse a los nuevos desafíos ambientales y tecnológicos. La UE prevé que se realice una revisión de manera periódica, para que la taxonomía verde evolucione paralelamente al avance tecnológico/científico y a las demandas o nuevas necesidades del mercado.
Como herramienta en constante desarrollo, exige que empresas e inversores se mantengan vigilantes ante las nuevas actualizaciones y se preparen para adaptar sus estrategias a los cambios que puedan surgir.
Aprovechar las oportunidades que ofrece la taxonomía es fundamental para mejorar el desempeño ambiental, acceder a nuevas fuentes de financiación e incrementar la transparencia y la credibilidad.